06-03-1899
El 6 de marzo de 1899, la compañía farmacéutica
alemana Friedrich Bayer & Co. patentaba la aspirina, nombre comercial del
ácido acetilsalicílico. Esta popular droga era fabricada originalmente a partir
de un químico encontrado en la corteza de los sauces. Su ingrediente activo, la
salicina, fue utilizado en la medicina popular desde la época de la antigua
Grecia, cuando Hipócrates la usaba para aliviar el dolor y la fiebre. Consumida
con moderación debido a su sabor desagradable y tendencia a producir daños en
el estómago, se comenzó a utilizar profesionalmente por los médicos a
mediados
del siglo XIX. En 1897, el EMPLEADO de Bayer Félix Hoffman produjo una forma de
la droga fácil tomar y con un sabor más agradable. Luego, la empresa la patentó
bajo el nombre de aspirina, y rápidamente se convirtió en el medicamento más
popular del mundo. En 1915, la aspirina ya podía conseguirse en forma de
comprimidos y sin receta médica. La patente de Bayer expiró durante la Primera
Guerra Mundial, y el nombre de la empresa fue adquirido por 5,3 millones de
dólares por la Sterling Products Company. Luego de la Segunda Guerra Mundial,
Bayer volvió a surgir como una empresa individual y, en 1994, recuperó los
derechos del nombre y logo de su marca, y de la venta de su producto más
famoso.
Desde prácticamente los orígenes de
la era digital, la idea de crear una interfaz orgánica, que permita conectar el
cerebro humano directamente a un ordenador, ha sido un sueño para la ciencia.
Hoy, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) lograron
desarrollar un nuevo tipo de fibra, muchísimo más delgado que un cabello, vital
para convertir el sueño en realidad.
Según los
investigadores involucrados en este desarrollo, el novedoso sistema permitiría
enviar señales ópticas y fármacos directamente al cerebro. También sería capaz
de captar información cerebral, a través de impulsos eléctricos, para controlar
continuamente los efectos de los distintos estímulos.
"Estamos
construyendo las interfaces neuronales que van a interactuar con los tejidos de
una manera más orgánica que los dispositivos que se han utilizado
anteriormente", aseguró Polina Anikeeva, ingeniera del MIT. El desafío
reside en la complejidad del cerebro humano, no solamente por su tamaño, sino
también por la entramada variedad de métodos de señalización que EMPLEA simultáneamente.
Hasta el
momento, las sondas neuronales que convencionalmente se utilizan están
diseñadas para ser sensibles a un determinado tipo de señalización, lo que
limita la información que pueden derivar desde el cerebro en un momento dado.
Las nuevas
fibras incluso podrían crear mapas precisos de las respuestas que generan las
distintas regiones cerebrales y la médula espinal.
El científico
estadounidense David Quammen afirma haber dado con el momento preciso
en que el virus de VIH comenzó a desplegarse por todo el planeta. Desarrolla su
teoría
en el libro “The chimp and The River”, donde se remonta al año 1908
para fijar el instante en que un animal contagió el SIDA por primera vez a un
humano; según Quammen, fue un chimpancé que contagió a un cazador en una selva
tropical ubicada al sudeste de Camerún. Fue ese cazador quien, sin saberlo,
luego de matar al chimpancé, habría comenzado la propagación del virus a escala
mundial, al contagiar a varias personas a través de relaciones sexuales. Según
esta cronología, basada en pormenorizados estudios genéticos, LA
PRIMITIVA cepa de VIH llegó, en primera instancia, a la
ciudad de Leopoldville (hoy Kinshasa) en el Congo. Luego se habría
expandido más allá por la utilización médica de jeringas hipodérmicas
reutilizables. Fueron estas jeringas las que dieron el primer paso hacia la
masificación del virus, que luego se profundizó por la transmisión sexual. El
virus salió de África y llegó a Haití en 1969, para desembarcar luego en los
Estados Unidos, según afirma polémicamente Quammen, por culpa de un
mayordomo homosexual llamado Gaëtan Dugas, que habría infectado
aproximadamente a 40 personas.
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